¿Crees que el control de vectores es una opción o una obligación?
En Bioplagen sabemos que es un hecho que la avicultura y sus sistemas de crianza han sufrido cambios con el paso del tiempo para adaptarse a las nuevas medidas de bioseguridad. Sin embargo, los microorganismos y sus vectores, también se adaptan a ese sistema cambiante.
La presencia de plagas en las instalaciones avícolas supone un problema, ya que pueden provocar:
-
Contaminación de alimentos (agua, pienso)
-
Daños materiales (en equipos, estructurales)
-
Estrés y malestar de animales y trabajadores (por su presencia o por picaduras / mordeduras)
-
Descenso en el rendimiento productivo (lo que supone pérdidas económicas)
-
Afecciones, lesiones e, incluso, aumento de la mortalidad
Si a todo esto, le sumamos que suponen el principal medio de entrada y diseminación de enfermedades en nuestra explotación, el control de vectores se antoja OBLIGATORIO.
¿CÓMO DEBEMOS ACTUAR PARA CONTROLAR A LOS VECTORES?
Es muy importante atender siempre a la plaga en cuestión y comprender la biología y etología del vector, ya que nos ayudará a evitar que se establezcan como un problema y, en el caso de que ocurra, nos dará la forma de solucionar su presencia.
Pongamos algunos ejemplos:
1. Dermanyssus gallinae
Un claro ejemplo es el caso del ácaro rojo de las gallinas. A día de hoy, este ácaro se encuentra presente en más del 80% de las explotaciones de avicultura de puesta en Europa, produciendo pérdidas económicas que lastran cada vez más al sector.
Para combatirlo, es necesaria una limpieza continua de polvo, suciedad, plumas, retirada de cadáveres, manejo de posible exceso de humedad y, sobre todo, control del trasiego de herramientas, equipos y personal; en este caso, las medidas preventivas son fundamentales, ya que son muchas semanas las que pasan hasta que se produzca un vacío sanitario y podamos realizar tratamientos más completos. Afortunadamente, existen soluciones más naturales, como productos basados en soluciones concentradas enzimáticas que atacan la pared del ácaro (y que ayudan a controlar el problema), o la aparición de nuevos productos insecticidas con registro europeo, que permiten su uso en presencia de animales.
ENZYMITE
2. Alphitobius diaperinus
El escarabajo de la cama es un coleóptero de hábitos nocturnos, aunque lo encontramos durante el día desplazándose.
Cuando los animales son sacados, el A. diaperinus tarda, como mucho, entre 24-48 horas en migrar hacia escondrijos (falsos techos, agujeros y huecos en perímetros, postes y vigas, se entierran en suelos de tierra, penetran en el material aislante de la nave), por lo que el control con productos larvicidas y adulticidas en ese lapso de tiempo es muy importante.
3. Roedores
Primero, debemos identificar el tipo de roedor (la rata gris, la rata negra o el ratón) para así poder elegir el cebo anticoagulante más adecuado. Además, buscaremos indicios de su presencia y de los lugares que frecuentan, así como posibles madrigueras; esto nos servirá para trazar un mapa de colocación de portacebos lo más eficiente posible y el tipo de cebo a utilizar.
La monitorización del consumo de cebo nos informará de la dinámica del tamaño poblacional y de si el emplazamiento de los portacebos es el idóneo.
CONCLUSIÓN
El control de vectores, desde un punto de vista del entendimiento del ciclo de vida y modo de comportamiento, facilita una tarea que debe ser obligatoria, continua y eficiente.